En un contexto de creciente preocupación por su salud y viabilidad política, el presidente Joe Biden se reunió el miércoles por la noche con más de 20 gobernadores demócratas, en una sesión privada que, según fuentes cercanas a la discusión, buscaba tranquilizar a los líderes estatales sobre su estado físico y su capacidad para continuar en la carrera presidencial.
Durante la reunión, que se extendió por una hora, uno de los gobernadores planteó directamente la cuestión de la salud del presidente. Biden respondió mencionando un reciente chequeo médico, asegurando que estaba en buen estado de salud, un comentario que subrayó tocando madera para enfatizar su afirmación. Esta declaración se produjo en una sesión convocada de manera apresurada, en la que participaron casi una docena de gobernadores en persona en Washington y otros de manera virtual.
Horas antes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, había evitado responder directamente a las preguntas de los periodistas sobre si Biden había sido examinado desde el debate de la semana pasada. «El presidente tiene exámenes físicos anuales regulares que publicamos en un informe completo. Vamos a seguir haciendo eso», declaró Jean-Pierre.
El comentario de Biden se refería, según una fuente familiarizada con su agenda, a un breve chequeo realizado por un médico de la Casa Blanca debido a síntomas persistentes de un resfriado. Este examen, añadió la fuente, fue corto y no incluyó pruebas importantes.
Tambalea la salud de Biden
La reunión del miércoles, descrita como una mezcla de mea culpa, sesión de lluvia de ideas y mitin de ánimo, representa el último esfuerzo de Biden para mantener la viabilidad de su atribulada candidatura.
Después de la reunión, gobernadores como Tim Walz de Minnesota, Wes Moore de Maryland y Kathy Hochul de Nueva York manifestaron su apoyo a Biden ante los periodistas. Sin embargo, en privado, al menos dos miembros del personal expresaron su preocupación por la incertidumbre del futuro de Biden. «Superaron hoy, pero todavía está muy claro hacia dónde va esto», comentó uno de los miembros del personal.
A pesar de las palabras de aliento de los gobernadores, surgen interrogantes críticas: ¿Puede Biden, con una salud aparentemente tambaleante, liderar una campaña presidencial efectiva? ¿Es viable que un candidato con síntomas persistentes de enfermedades menores mantenga la energía y el vigor necesarios para una contienda electoral tan demandante?
La salud y la capacidad de liderazgo de Biden están bajo un escrutinio intensificado, y la presión para que demuestre su viabilidad no solo política sino también física aumenta. La pregunta que muchos se hacen es si un presidente con un estado de salud en duda debería seguir en la carrera presidencial, y si el Partido Demócrata puede permitirse el lujo de apoyar una candidatura que muchos consideran incierta.
Con información de Político